La Vía Lactea

Una aventura en el Corralón

Érase una vez un reino alejado de todo centro urbano o ciudad llamado El Corralón. Era un reino que, para el mundo humano no tenía localización específica, puesto que nadie había llegado nunca y no había mapa en el que apareciese pero que, realmente, abarcaba de un punto al otro del planeta.
En este reino vivían todo tipo de criaturas, de todos los tamaños, razas y colores: desde los más pequeños, como los mamur, los trenti, los gnomos o las hadas hasta los más grandes, como los dragones, los árboles encantados o los gigantes, pasando por algunos que eran de tamaño medio como los trasgos, las sirenas o los nuberu.
Como no había humano que pudiera entrar, todas las criaturas vivían en paz y armonía; jugaban en La Gran Pradera, comían todas juntas en una pequeña cabaña que había en lo alto del monte e incluso trabajaban y aprendían la magia de la naturaleza, enseñándose unas a otras lo que cada una sabía y ayudándose a superar las pequeñas dificultades del día a día.


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